Aquí no
Es preciso comprender que la violencia no es más que el resultado de la aplicación de la fuerza por ejercicio del poder de un individuo sobre otro, o sobre un colectivo. Cuando un gobierno opta por el uso de la fuerza institucional sobre un grupo social que se manifiesta por el derecho a un espacio saludable para la vida en comunidad, el mensaje es claro y absolutamente desalentador: “Aquí no”
Criminalizar el activismo ambiental es un acto de violencia. Ridiculizar públicamente a la ciudadanía es un acto de discriminación. Evadir el diálogo desde una posición de autoridad, solo puede entenderse como tiranía. Obviar, ignorar, esconder o, sencillamente desconocer información fundamental para la resolución de un conflicto, es tanto como mentir o, peor aún, es un signo de debilidad e ineptitud.
La situación que se ha vivido en San Miguel durante las últimas horas, a causa de la detención de activistas que defendían la integridad de 41 árboles en la Calzada Guadalupe, es a todas luces más grave de lo que podría parecer. Es más delicada de lo que pudo haber sido si el Municipio hubiese actuado con inteligencia, conocimiento y, lo más importante: apertura y empatía.
No se puede combatir la violencia con más violencia. Si la propia autoridad procura ambientes y dinámicas de violencia, debilita y pone en duda su legitimidad en el poder. “Aquí no” se convierte ahora en un mensaje contra el propio pacifismo, las garantías individuales y los derechos humanos. Un mensaje contra los ciudadanos mismos y su derecho a participar en la construcción de una vida mejor, más digna, más saludable y más segura.
Este es un llamado del Observatorio Ciudadano para que el Municipio muestre su madurez política y comience ya a dar los primeros pasos hacia una justicia restaurativa con sus gobernados. Entendiendo que la participación ciudadana no se circunscribe solamente al voto y que el autoritarismo es el camino más rápido y directo a la intensificación de la violencia y la inseguridad social.
